lunes, 13 de febrero de 2012

El Rey miedoso

En un país como podía ser España vivía una Rey muy miedoso. Tenía todo lo que quería: dinero, tierras, un montón de siervos, la admiración de todos... pero sufría en ciertos momentos un miedo que se apoderaba de él y en ocasiones le paralizaba... Siempre aparecía en los momentos más inesperados, como cuando venían los plebeyos a proponerle cosas, cuando venían a traerle los diezmos, cuando se arrodillaban ante él, cuando tenía que decidir a quién castigar, cuando cenaba solo delante de una mesa que medía más que él o cuando tenía que hablar de manera pública hacia su reino. Todas éstas y otras muchas situaciones le provocaban un miedo irracional al que no encontraba explicación... Probó todos los métodos que estaban a su alcance, desde psicólogos hasta hipnotizadores y nada podía acabar con ese horrible mal.
Por las mañanas cuando se levantaba, se miraba delante del espejo e intentaba auto convencerse de que  podía dominar ese miedo y acabar con él. Pero dentro de él había algo que le decía que realmente no podía y no podría nunca...
Un buen día al levantarse encontró al lado de su cama una nota que decía: "El mejor tesoro eres tú mismo". Lo primero que sintió al ver esa nota fue miedo, ya que no tenía claro cómo alguien podía haber entrado en su castillo y llegado hasta su cama sin que le detuviese ningún miembro de la Guardia Real...
Según iba pasando el día, el Rey le daba más vueltas a qué significaba esa frase, quién se la había escrito y ¿por qué? 
Su miedo se acrecentaba más y más según pasaban las horas... hasta que llegó la noche... 
A la mañana siguiente se despertó y su sorpresa fue muy grande al ver que otra nota amaneció con él... La miró nervioso, la cogió tembloroso y la leyó rápidamente...
A partir de ese día todo cambió a su alrededor, ya no tenía tanto dinero puesto que lo repartió entre su pueblo, ni necesitaba demostrar tanto respeto. Todo lo que necesitaba era ser él mismo y creérselo de verdad. Ya no tenía miedo de hablar con la gente del pueblo, se les encontraba a todas horas por las calles y nadie tenía que pedirle cosas puesto que entre todos y todas y de manera asamblearia decidían que se hacía cada día y cómo se hacía. Ya no les cogía los Diezmos, se dio cuenta que la tierra es para el que la trabaja. Ya nadie se arrodillaba ante él, no quería ver más a la gente vulnerando su dignidad como personas de esa manera. Ya no castigaba a nadie, pensó que él no era nadie para juzgar a otra persona. Ya no cenaba nunca solo, siempre que podía compartía lo que tenía  y su compañía con todos sus vecinos. Y ya nunca tenía miedo al hablar de manera pública puesto que todo lo que decía lo decía de manera muy sincera y sin vulnerar los derechos fundamentales de nadie.  

A partir de aquí os invito a reflexionar: cada persona que piense qué le podría decir a un Rey o un Reina como el protagonista de nuestra historia, para dar ese giro tan radical. Esto es sólo un cuento pero tened en cuenta una frase como es "La realidad supera a la ficción" Las palabras tienen mucho poder y si son sinceras más aún... 
Angus =)



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